¿Cómo se gestiona un proyecto para mejorar la fiabilidad del equipo?

Bueno, hay dos formas de abordar su planificación; de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba.

EL ENFOQUE DE ARRIBA HACIA ABAJO

El enfoque de arriba hacia abajo sigue siendo una metodología muy habitual y conservadora en los círculos de gestión de proyectos en la industria minera. De arriba hacia abajo simplemente significa que los objetivos del proyecto provienen de los escalones de la alta dirección, que comparten directrices y objetivos claros con cada participante del proyecto.

Es normal y no se discute en la dirección del proyecto el método que se debe adoptar para elaborar el plan, y no sobre quién desarrolla el plan, y se justifica por sus directores con una la siguiente argumentación Permite a la gerencia dividir un proyecto en pasos y luego en pasos aún más pequeños. A menudo, este enfoque se aplica mejor a proyectos muy pequeños.

Su estadística en la hora de la verdad por sus resultados deja a la vista que este tipo de dirección no está exento de defectos. Siguiendo este enfoque, la ambigüedad abre la puerta a posibles fallas, y los gerentes deben ser lo más específicos y preciso posible al comunicar sus expectativas.

La experiencia muestra que esta gestión de arriba hacia abajo a menudo resulta en una reducción de la productividad y causa cuellos de botella o los llamados bloqueos. El Gerente puede Identificar donde o a quien escalar antes de un bloqueo en el proyecto. Tales bloqueos pueden generar molestias innecesarias y retrasar significativamente la finalización de un proyecto.

EL ENFOQUE DE ABAJO HACIA ARRIBA

El enfoque de abajo hacia arriba concibe una respuesta directa a los problemas. Depende de que los miembros del equipo proactivos den su opinión en cada etapa del proceso de gestión y las decisiones se toman en conjunto, por todo el equipo.

Con la planificación de abajo hacia arriba, le da a su proyecto un enfoque más profundo porque tiene una mayor cantidad de empleados involucrados, cada uno con su propia área de experiencia.

Los miembros del equipo trabajan codo con codo y aportan información durante cada etapa del proceso. Los planes se desarrollan en los niveles más bajos y luego se pasan al siguiente nivel superior. Luego llega a la alta dirección para su aprobación.

El estilo de abajo hacia arriba permite a los gerentes comunicar objetivos y valores, por ejemplo, a través de la planificación de hitos. Luego, se anima a los miembros del equipo a desarrollar listas personales de tareas pendientes con los pasos necesarios para alcanzar los hitos por sí mismos.

La ventaja de este enfoque es que permite a los miembros del equipo pensar de manera más creativa. Los miembros individuales del equipo tienen la oportunidad de proponer soluciones de proyectos que se centren más en requisitos prácticos que en nociones abstractas.

Las listas de tareas están integradas en el plan general, para evitar sorpresas no deseadas, y hay total transparencia en términos de plazos, presupuestos, resultados y problemas. Una vez más, sin embargo, está lejos de ser perfecto. El principal problema planteado por los críticos es una posible pérdida de claridad y control general.

ENTONCES ¡CUAL ES MEJOR?

Como era de esperar, un enfoque holístico que combine ambos métodos sea sin duda la estrategia más sensata. La forma más eficaz de establecer una hoja de ruta exitosa podría ser en realidad un enfoque híbrido, comenzando con una breve evaluación de la organización actual en relación con las mejores prácticas de gestión de sus profesionales.

Al mismo tiempo, identifique los rendimientos más abordables para una mejora inmediata y utilícelos para evaluar los beneficios tangibles e intangibles para justificar la implementación completa en toda la planta.